
Adaptado por Warren González Fallas, Investigador
Identidad Comunicación & marketing,
De Felipe Romero, Socio Director de
The Cocktail Analysis en www.theslogan.com
Quinta esencia de lo cool. Desnudo de botones y líneas redondeadas. Con una enorme pantalla táctil. De sublime sencillez. Intuitivo. Es, seguramente, el objeto tecnológico más deseado. Apple ha conseguido de nuevo vender emociones. Es un fenómeno social.
Piensa en esto: cuando te regalan un iPhone te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el iPhone, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, de Apple, garantía de calidad; no te regalan solamente ese menudo que llevarás en el bolso, en el bolsillo, bien sujeto para que no se pierda, que pasearás contigo y lo mostrarás ufano a los amigos. Te regalan - no lo saben, lo terrible es que no lo saben- un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo.
Te regalan la necesidad de mirarlo, de consultarlo, de usarlo, de controlarlo. Te regalan el miedo a perderlo, a que te lo roben, a que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan la tendencia de comparar tu móvil con los demás móviles. Parafraseando el cuento del reloj del escritor argentino Julio Cortázar, no te regalan un móvil, tú eres el regalado.
I´m loving it!
¿Qué es lo que tiene el iPhone para que millones de personas en todo el mundo suspiren por él, para que sucumban a sus encantos, para que caigan rendidos ante sus promesas, para que lo deseen, para que les haga perder la cabeza por completo, para que se haya convertido en un must have, para que, incluso mucho antes de que se comercializara en sus países, hayan pagado fortunas para que algún turista con ánimo de lucro se lo traiga de Estados Unidos, a pesar de saber que no podrá utilizar la mitad de sus funciones? ¿Qué tiene el iPhone para provocar tal expectación, para que miles de personas se confiesen devotas sin atender a razones técnicas o de utilidad?
Para empezar, que es de Apple y eso es ya una garantía de éxito. "Es una lovemark, una marca que se basa en la experiencia satisfactoria de los usuarios. Genera mucho más interés que Microsoft y obtiene un trato diferenciado, tanto por parte de los consumidores como de los medios” - explica Felipe Romero, investigador de The Cockail Analysis, una empresa dedicada al análisis de tendencias sociales-. Gran parte del éxito de Apple se debe a que Steve Jobs se ha encargado de transmitir el mensaje de que con sus aparatos, no sólo podrás escuchar música, conectarte a internet o redactar un texto, sino que te diferenciarás de los demás. Como ocurre con otras grandes marcas, como Nike, BMW, Starbucks, Apple no vende productos, sino estilos de vida".
Desde que irrumpió en el mercado en los años 70, lo cierto es que la compañía de la manzana siempre ha contado con una cohorte de embajadores en todo el mundo, clientes satisfechos y totalmente seducidos que la promocionan en las redes sociales, en los blogs, en los foros. Apple es una religión que cada día cuenta con más conversors o switchers, en el argot Mac, y el iPhone se ha convertido en la nueva divinidad. "Los usuarios de Apple son evangelizadores de la marca. Les gusta hablar del producto que tienen y lo muestran, orgullosos; no atienden a razones técnicas o de utilidad. Y eso es una ventaja muy importante para esta compañía. Ningún medio de comunicación ha tratado el lanzamiento del N90 de Nokia, por ejemplo, como han hecho con el iPhone, y la razón quizás sea porque los propios usuarios de Nokia no hablan tanto de la marca", comenta Romero.
Que Apple domina como ninguna otra marca la puesta en escena no es ningún secreto. Tiene una gran habilidad para montar escenografías para sus anuncios, cuidadas y diseñadas al milímetro y Steve Jobs es un perfecto showman. "Es muy curioso porque no es el aparato más avanzado, ni mucho menos. No hace nada que no hagan otros teléfonos móviles avanzados, como la Blackberry, la Palm o Samsung. Lo que pasa es que el iPhone lo hace de manera mucho más espectacular y elegante, como acostumbra a pasar con todos los productos de Apple. Todo el mundo tiene asumido que sus productos son de muy buena calidad, sumamente innovadores y muy fáciles de usar. Además, están súper estudiados desde el punto de vista estético. ¡Son tremendamente sexi!
Internet valor agregado. Diferente.
Y aún en plena resaca del reproductor de MP3, con el iPhone, Apple ha sacudido el mercado de la telefonía móvil. El 29 de junio de 2007 lanzó al mercado en Estados Unidos un gadget que reunía tres aparatos en uno: teléfono, iPod y navegador de internet. Poco después, en otoño, comenzó a venderse en Gran Bretaña, Alemania y Francia. Y un año más tarde, el 11 de julio, salió a la venta una segunda versión en España y otros 22 países, más avanzada y mejorada, equipada con tecnología 3G, lo que permite una conexión mucho más rápida a internet. Ése es, quizás, el principal activo con el que cuenta iPhone. "Es el aparato más emblemático de la nueva internet móvil, que es, de hecho, el internet que crece más", explica Albert Cuesta. "Es un buen dispositivo, que combina diseño y prestaciones avanzadas, que libera al usuario de los botones con un menú de navegación insuperable; con el resto de móviles tienes que hacer siempre un par o de tres clics más de los que haces con el iPhone".
Según anunció Jobs, el nuevo modelo logra una navegación por internet hasta un 36% más rápida que el N95 de Nokia y que la blackberry, dos de los dispositivos móviles más avanzados en este momento. "El iPhone 3G marca una verdadera diferencia en la velocidad de conexión y las descargas.
Esa conexión a internet es lo que va hacer que Apple supere con creces la meta de diez millones de iPhone vendidos y rebase los 27 millones de teléfonos, según predice el banco Morgan Stanley. La empresa de analistas Needham va más allá y afi rma que para el año 2009 se habrán vendido en todo el mundo nada menos que 30 millones de iPhones.
Novedad. Innovación.
El nuevo modelo va equipado con el navegador web Safari, que permite que las páginas se vean tal cual, con sus tipos de letra originales, reducidas para que quepan en pantalla. Con dos toques se amplia un bloque de texto. Y si se ponen el índice y el pulgar sobre la pantalla y se separan, como si se estuviera pellizcando, la imagen crece, como si fuera de goma. Y como no podía ser de otra forma, el iPhone pemite la interacción con el software de gestión de archivos multimedia iTunes y con la tienda iTunes Store. Para el videoblogger Héctor Milla, "seguramente hay mejores aparatos para hablar por teléfono, pero el iPhone es el que mejor experiencia integrada de navegación ofrece".
Sin embargo, señala Albert Cuesta, el iPhone "no revoluciona la tecnología, a pesar de lo que se pueda pensar, sino que lo que revoluciona es el mercado de la telefonía móvil". La principal novedad que presenta es que le ha dado la vuelta al negocio de la telefonía móvil: en cada país, un solo operador tiene la exclusiva para vender el terminal y Apple recibe, a cambio, un porcentaje de la facturación por llamadas y mensajes. También ha logrado que las operadoras establezcan una tarifa plana para que el usuario pueda navegar por internet sin echarse a temblar cuando reciba la factura. "Eso va a animar a muchísima más gente a lanzarse a usar internet desde el móvil", señala Felipe Romero, de The Cocktail. Lo nunca visto. Quizás la iphonemanía no sea más que una gran burbuja alimentada por una espectacular campaña mediática, por un fanatismo que gana fi eles a diaro.
Quizás sea la respuesta a un auténtico fenómeno social de masas, como ocurre desde hace algunos años con cada nuevo libro de las aventuras de Harry Potter. Como en el caso del joven mago, ahora todo el mundo quiere un iPhone. Aunque, lo que la mayoría no sabe, es que el iPhone jamás será suyo, sino que ellos serán del iPhone.
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